Que nuestro hijo Rodrigo pueda avanzar y crecer sin limitaciones en su educación y desarrollo  ha sido y sigue siendo nuestro objetivo. Algo difícil de conseguir entre tanta programación y estandarización. Cuando llegamos a Prolat, hace algunos años, no imaginábamos que iba a convertirse en el mayor estímulo para su voluntad y superación.

 

Encontramos una maravillosa combinación de rigor, pasión, conocimiento, compromiso… en fin, esa mezcla perfecta de buenos ingredientes que sólo las mejores cocinas elevan a sabores únicos.

 

Y si la música empezó siendo para nosotros un medio de transmisión de valores en su formación, gracias a quienes dirigen Prolat se ha transformado en una forma de vida.

 

Seguros hoy de que son contadas las personas excepcionales con quienes nos encontraremos en nuestras vidas, Rodrigo ha tenido la enorme suerte de empezar en las mejores manos.

 

María y Sahid.


Gracias por creer en la Música, en el talento de vuestros alumnos y en la Enseñanza Musical de calidad con mente, alma y corazón. Buena fecha para celebrar, brindar y seguir compartiendo proyectos e ilusiones musicales. Enhorabuena a todo el equipo de Prolat por estos quince años de triunfos, aplausos y grandes éxitos. Vuestros alumnos son el mejor testigo de vuestra profesionalidad. ¡Bravo!!

Irene Sánchez


Mis hijos José y Telmo han ido a Prolat desde pequeños. La experiencia ha sido magnífica: clases de violín, de lenguaje musical, de coro, audiciones de violín, conciertos de coro, cursos de verano, clases magistrales... desde bien pequeños han realizado todo tipo de actividades musicales dirigidas con una organización, disciplina y profesionalidad impecables.

 

Yo misma he tenido la oportunidad de disfrutar del jardín musical con mi hijo Telmo cuando era muy pequeño y fue una gran experiencia.

 

Prolat es una escuela donde además de estar en las mejores manos profesionales te hacen sentirte como en familia y los niños son felices.

 

Hoy José cursa estudios profesionales en el Conservatorio gracias a lo que aprendió en Prolat y gracias a lo bien que allí sus padres fuimos asesorados. 

 

Kiti Marcos


 

Mi hija Mercedes entró en Prolat con cinco años. Tocaba el violín hacía ya un año. Daba sus primeras notas.

 

En Prolat encontramos un ambiente tranquilo. Me encantaba llegar y ver niños relajados leyendo, que esperaban sus clases en el hall alrededor de una mesa y estantería llena de cuentos y libros.Un perfecto puzzle que Glafira encajaba a la perfección: aula, alumnos, profesores e instrumentos.

 

A pesar de que éramos muchos y el antiguo local de Espartinas era más pequeño, en perfecto orden. Gracias Glafira.

 

En ese ambiente recibía Mercedes sus clases teóricas e instrumentales con absoluta profesionalidad por parte de unos profesores muy cualificados que saben sacar lo mejor de nuestros niños.

 

Hoy Mercedes continua sus estudios en el Conservatorio, gracias al magnífico asesoramiento y formación que recibimos en la escuela.

 

Actualmente, mi segunda hija Almudena asiste encantada a clases de piano en la escuela con Svetlana, que como era de esperar, nos exige; puntualidad, compromiso, estudio y trabajo diario.

 

Ya estamos deseando tener nuestra siguiente audición, unos minutos de emoción e ilusión tanto para los padres como para los alumnos.

 

Pronto irá nuestra tercera hija. Queda decidir el instrumento.

 

Gracias Prolat !

 

Elena Fernández-Tagle 


Nosotras llegamos cuando éramos pequeñas (dos años yo; cinco años mi hermana) y estábamos asustadas, pero todos fueron majísimos con nosotras.

 

En los siete años que estuvimos allí, nos enseñaron a amar la música, a disfrutar de ella, a trabajar mucho, a tocar el violín (y a mi hermana el piano) y a interpretar en público las obras que aprendíamos, ¡aunque nos poníamos muy nerviosas y nos daba mucha vergüenza!

 

Pero también aprendimos muchas cosas más, como a ser nosotras mismas, a confiar en nuestro trabajo y a apreciar a nuestros compañeros, sin rivalidad. Gracias a la escuela he pasado al Conservatorio y mi hermana también.

 

Nunca olvidaremos esos años felices que pasamos allí, juntas en la Escuela de Música Prolat.

 

Nieves y María Teresa Pérez Fernaud


Mi hijo empezó en la escuela con diez años. Nos gustó desde un primer momento el ambiente tan especial que se respiraba en las clases y en las audiciones. 

 

Ahora que está a punto de entrar en la Universidad, veo que su afición por la música es enorme, que acabará transmitiendo su amor por la música y que estos años han sido muy enriquecedores para él.

 

Pilar Garrido